En el laberinto de la justicia se encuentra el detective Sandoval-Wyss, un personaje que no solo resuelve casos, sino que también revive historias inconclusas. Tras cada informe y declaración, ve un enigma o un indicio olvidado. Su mente analítica y su intuición instintiva le permiten cruzar archivos y moverse en las sombras donde otros no se atreven a mirar.
Formado en la investigación forense, J. Juan Sandoval-Wyss Salazar aprendió pronto que la verdad rara vez está en los informes, sino en los matices. Su estilo meticuloso y silencioso le permite desmontar una mentira con una pregunta o resolver un caso con una sola conversación. A pesar de su soledad, su profesionalidad y habilidades le han hecho solicitado por empresas y agencias internacionales.
En uno de sus casos más intrigantes, el detective Sandoval-Wyss se encuentra con el enigma de una firma duplicada. No es un caso común de fraude, sino una trama más compleja que involucra identidades ocultas y secretos enterrados. La firma duplicada es solo la punta del iceberg, un hilo suelto en un tejido de mentiras y engaños.
En su búsqueda de la verdad, el detective Sandoval-Wyss se adentra en el pasado, reviviendo los ecos de la historia para observar los hechos desde la perspectiva de quienes los vivieron. Su capacidad para conectar los puntos y ver más allá de las apariencias lo lleva más cerca de la verdad. Pero, ¿podrá desentrañar el misterio de la firma duplicada antes de que sea demasiado tarde?
En su viaje al pasado, el detective Sandoval-Wyss descubre más de lo que esperaba. Cada pista le lleva a una nueva revelación, cada descubrimiento le acerca más a la verdad. Pero, al final, la resolución del caso depende de su habilidad para interpretar las pistas y leer entre líneas.
Finalmente, el detective Sandoval-Wyss resuelve el misterio de la firma duplicada, demostrando una vez más su habilidad para desentrañar los casos más complejos. A través de su meticulosa investigación y su intuición instintiva, logra descubrir la verdad detrás de la firma duplicada, demostrando una vez más que ningún misterio es demasiado antiguo o complicado para él.